viernes, 20 de febrero de 2015

El inicio del fin…… ¿para este verano de 2.015?


O dicho de otra manera ¿para cuándo, el inicio de la profética semana 70 de Dan. 9:27? Pero vayamos por partes y lo que requiere decirles de entrada, queridos amigos que nos siguen, que lo que van a leer a continuación no es más que una mera reflexión hecha a partir de lo que nosotros honestamente “creemos” que pudiera suceder en un tiempo tan cercano como puede ser el verano de este año 2.015 y dicho sea con todas las cautelas debidas; por lo que rogamos al “personal” que no entienda que estamos formulando una predicción en firme, producto de sesudos estudios, sino de una simple conjetura que bien se podría dar a tenor de cómo están las cosas y partiendo siempre de los datos que las Escrituras nos ofrecen al respecto. Recordemos que cuando los apóstoles le preguntaron a Jesús acerca del fin de los tiempos, si bien es cierto que este dijo que “el día y la hora” solo estaba en conocimiento de su Padre Celestial (Mat. 24:36), no es menos cierto que señaló a una serie de acontecimientos futuros que sucederían y que nos servirían de puntos de referencia para determinar cuándo la cosa estaría “al caer” y que pasaremos a exponer en este escrito…… sin olvidar, que en la Revelación a Juan se remarcó dicha información y lo que nos permite el aventurar que “algo” está por suceder en el transcurso de nuestras vidas.

Por lo que entrando ya en materia, lo primero que habría que aclarar es a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de la 70 semana de Dan. 9:27; de hecho y dicho sea a “grosso modo”, pues pensamos que todos aquellos que visitan esta página ya están al tanto de la cuestión, es el espacio de tiempo que abarcarán los últimos siete años que precederán a la conclusión definitiva del sistema de cosas regido por el ser humano y con ello, el establecimiento del reino de Dios sobre esta tierra…… en definitiva, el fin de las penalidades para aquellos que esperamos en las promesas divinas:

Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28).

Notemos que las palabras de Jesús son que “al comenzar” a suceder las cosas que este había anunciado como señales, es cuando uno tenía que cobrar vigor ya que la liberación estaba cercana; ello nos lleva, necesariamente, a analizar qué señales mencionadas por Jesús y de las que nos hablan las Escrituras en general, las cuales iremos cuadrando con los hechos que conocemos actualmente…… empezando por lo que se nos dice en Luc. 21:25-26:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas; y sobre la tierra, angustia de naciones por no conocer la salida a causa del bramido del mar (refiriéndose a la humanidad como un todo) y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.” (Acotación nuestra).

Palabras que son refrendadas por lo que leemos en Rev. 6:12-13, en dónde se nos dice como sigue:

Y vi cuando abrió el sexto sello y ocurrió un gran terremoto (o gran conmoción mundial dentro de la inicua sociedad actual); y el sol se puso negro como saco de pelo y la luna entera se puso como sangre 13 y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como cuando una higuera sacudida por un viento fuerte echa sus higos aún no maduros.” (Acotación nuestra).

Luego si hacemos una simbiosis de ambos pasajes, nos encontramos con grandes señales en los cielos, eso es, en el Sol, la Luna y las estrellas, coincidentes con una gran sacudida mundial entre la sociedad alejada de Dios en la que nos vemos inmersos; de ahí que en el pasaje de Lucas se nos mencione lo de “sobre la tierra, angustia de naciones”, paralela esta con una situación inusual de fenómenos estelares y algo de lo que les hablamos en nuestro artículo del 22/04/14 titulado “Las “Lunas de sangre”: ¿Casualidad…… o señales que anuncian “algo”?”. En el mismo les mencionábamos del inusual proceso de cuatro “lunas rojas” o “lunas de sangre” (Joel 2:31), conocido como “tétrada” y en medio de dicho fenómeno, un eclipse total de Sol y que en Hech. 2:17-20 se nos especifica que todo ello tenía que ocurrir en los “últimos días” o tiempo del fin; no obstante y a fin de captar correctamente de lo que les estamos hablando, no estaría de más que le echaran una ojeadita al escrito del que les hemos citado, para hacerse con una correcta composición de lugar que les facilite un mejor entendimiento de la idea que queremos transmitirles. No podemos pasar por alto, por otra parte, que según Gén. 1:14, el Sol, la Luna y las estrellas también pueden ser usadas como “señales” de acontecimientos futuros, como es en el caso que nos ocupa…… de hecho, lo que se lee en Joel 2:28-31 es lo siguiente:

Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu.

30 Y ciertamente daré portentos presagiosos (o señales) en los cielos y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo (ello sinónimo de destrucción). 31 El sol mismo será convertido en oscuridad y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor.” (Acotaciones nuestras).

Por lo que si leemos este pasaje correctamente, vemos que lo que se nos anuncia son “portentos presagiosos” (o señales que anuncian algo) en el cielo, por una parte y “sangre, fuego y columnas de humo” en la Tierra por otra y lo que vendría a ser el equivalente de situación calamitosa en esta, eso es, violencia, guerras, terrorismo, etc. y que es lo que estamos viendo hoy en día a nuestro alrededor en constante aumento. Obviamente, que esta profecía del libro de Joel aplicaría fundamentalmente al final de los tiempos, queda claro por la forma en que la aplicó el apóstol Pedro cuando esta tuvo un primer cumplimiento en el Pentecostés de 33 E.C y en donde encontramos el siguiente matiz:

Y en los últimos días (esta expresión no figura en la profecía de Joel de la que citó Pedro y lo que nos indica un futuro segundo cumplimiento de esta), dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas profetizarán y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días y profetizarán (o predicarán).

19 Y daré portentos presagiosos en el cielo arriba y señales en la tierra abajo, sangre y fuego y neblina de humo; 20 el sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre antes que llegue el grande e ilustre día de Jehová.” (Hech. 2:17-20). (Acotaciones nuestras).

Entonces y partiendo del hecho de que no hay constancia de que la segunda parte de dicha profecía (vs. 19-20) se cumpliera en el primer siglo, parece quedar claro que los sucesos predichos y como indicó Pedro, tendrán que ocurrir en nuestros días; y dado que las “señales en la tierra” ya las tenemos identificadas (“sangre, fuego y neblina de humo”, o sea y como ya hemos apuntado, terrorismo, guerras y destrucción de todo tipo), pues estas están ocurriendo desde hace tiempo, solo podemos entender que los “portentos presagiosos” anunciados para el cielo y que complementarían a los mencionados sobre la Tierra, tendrían que ver con sorprendentes fenómenos astronómicos como los que estamos enfrentando. Y que tuvieron su inicio el 14/15 del pasado mes de Abril de 2.014, con la aparición de la primera de las “lunas rojas” de una serie de cuatro, coincidiendo con la pascua judía y siendo la segunda coincidente con el 8 de octubre, en que se celebra la fiesta de los tabernáculos; la tercera se espera para el 4 de abril de este año 2015, coincidiendo otra vez con la pascua y la cuarta para el 28 de septiembre, concordando nuevamente con la fiesta de los tabernáculos. En medio, estará el eclipse total solar que coincidirá con el inicio del año nuevo judío, el 20 de marzo de 2015 y que se corresponde con el día primero de Nisán (Abril del calendario judío)…... y según los expertos, la coincidencia de “lunas rojas” tétradas con fiestas judías y además con un eclipse total de Sol concurriendo con el inicio de un nuevo año judío, es algo verdaderamente excepcional.

Y fíjense además, que en las palabras de ambos personajes (Joel y Pedro) se nos advierte de que dichos sucesos y en conjunto, ocurrirían antes de la llegada del “gran día” de Jehová, eso es, de la “gran tribulación” a ocurrir durante la segunda parte de la mencionada semana 70 de Dan. 9:27; lo que nos lleva y volviendo a esos versos 19 y 20 parafraseados por Pedro de la profecía de Joel, a las palabras de Jesús que se registran en Luc. 21:25-26 y que ya hemos leído (pero que repetiremos por aquello de refrescar la memoria), en donde efectivamente se nos habla de la confluencia en el tiempo de una situación de conflicto extremo en la Tierra, con los mencionados sucesos astronómicos y pasaje en el que leemos como sigue:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.”

Es obvio que entre estas “señales” del Sol, aparte de ese mencionado eclipse solar tan estratégicamente situado entre la segunda y la tercera “luna de sangre” y que se espera (repetimos) para el próximo 20 de Marzo en nuestro calendario gregoriano, habría que destacar la inusitada actividad del astro rey en ese final de ciclo solar (cada once años) en el que ha estado inmerso y que aún tiene sorprendidos a los astrónomos, que no saben que es lo que realmente está pasando en nuestra estrella. Pero es cierto que alguien nos podría señalar que no se cumple lo de las señales “en las estrellas” del verso 25, pues las estrellas literales no pueden caer físicamente sobre la tierra…… pero no es menos cierto que a quién diga esto se le pasa algo por alto: y es que por estrella se entiende, no solo los soles que contemplamos en nuestra galaxia, sino cualquier objeto que esté situado en el espacio y que en un momento determinado brille, como puede ser un meteorito (de ahí, figurativamente, lo de lluvia de “estrellas” cuando estos caen masivamente).

Por lo que en el cuadro entra un hecho ante el que los astrónomos están desconcertados y que tiene que ver con la gran cantidad de misteriosas “bolas de fuego” avistadas en todo el mundo y de las que se desconoce su origen; pues mientras unos afirman que nos encontramos ante la de caída de “chatarra espacial”, eso es, restos de satélites artificiales, otros lo niegan y afirman que se trata de meteoritos de más o menos tamaño que se nos vienen encima con una sorprendente e inusitada frecuencia, como el que cayó en la ciudad rusa de Cheliabinsk en la zona de los Urales el 15 de Febrero de 2.013 y que dejó más de mil heridos y pérdidas materiales por valor de cerca de treinta millones de dólares. O como el del pasado 19 de Abril de 2.014, en que nos desayunábamos con la noticia de que otro meteorito cayó cerca de la ciudad también rusa de Murmansk, cercana a la frontera con Finlandia…… y ello sin contar, la innumerable cantidad de ellos que han caído en lugares desérticos o en el mar (la inmensa mayoría) y detectados en la NASA por las explosiones que producen a su entrada en la atmosfera terrestre; en todo caso, de lo que estaríamos hablando es de una masiva caída de objetos incandescentes del cielo y con pocos precedentes en la historia de la astronomía, que bien cuadraría con lo dicho en las Escrituras en el sentido de que tal fenómeno es parte de esa señal compuesta mencionada.

Pero volviendo al tema de las “lunas rojas”, tenemos que recordar que en las raras veces que ha ocurrido dicho fenómeno astronómico coincidiendo con fiestas de Israel, como es en el caso que nos ocupa, han ocurrido sucesos importantes en el devenir de esta nación y partiendo de la base de que la nación de Israel es el reloj profético de Dios y según se lee en Dan. 9:24…… pero siendo la cuestión que hoy nos ocupa un tanto peculiar. Y es que en esta ocasión, lo inusual no radica tanto en la ocurrencia del hecho en sí mismo y en su coincidencia con señaladas festividades judías, que también, sino por la circunstancia de que este fenómeno astronómico y en la misma secuencia en la que se va a producir, no se volverá a repetir en aproximadamente unos 500 años, según los expertos…… y lo que hace del mismo algo a lo que prestar atención de una manera muy especial, pues no sería descartable la posibilidad de que realmente nos encontremos antes “señales” que nos adviertan de que algo “gordo” va a suceder en nuestros días.

Es cierto que no son pocos los astrónomos que discrepan del significado apocalíptico de tal evento, argumentando que estamos solo ante simples eclipses totales de Sol o de Luna y que se han repetido a lo largo de la historia del ser humano en la tierra. Y discrepancia que de entrada podría ser aceptada, sino fuera porque de hecho y como ya hemos señalado, lo que las Escrituras nos proponen no es una sola señal como la mencionada, sino un conjunto de ellas y que tienen que coincidir en el tiempo; por lo que continuaremos con nuestra exposición, dirigiéndonos a la siguiente “señal” y que tiene que ver con estas palabras de Jesús contenidas en Mat. 24:32-35:

Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”

Noten, en primer lugar, que estas palabras fueron dichas en el contexto de las mencionadas “señales” astronómicas (versos 29-31) y por lo que se nos está diciendo que la generación que viera dichas señales, tenía que estar viva para ver el regreso de Cristo a la Tierra y con ello la instauración del reino de Dios en esta…… y si hemos dicho que según los entendidos en la materia, dicho fenómeno estelar coincidente con celebraciones judías no se repetirá en casi 500 años, es obvio que la generación que no pasaría “hasta que sucedan todas estas cosas” está presente en nuestros días. Ahora bien, la pregunta sería ¿y cuál de las generaciones que coexistimos actualmente, es a partir de la que se puede empezar a contar y teniendo en cuenta que según el baremo bíblico, la duración de la vida del hombre (en consecuencia de una “generación”) es de 70/80 años según el Sal. 90:10? Ello nos lleva de nuevo al versículo 32 de los que acabamos de leer y en donde se nos hace la siguiente aclaración:

Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas (eso es, revive), ustedes saben que el verano está cerca.” (Acotación nuestra).

Recordemos que según la terminología bíblica, con frecuencia tanto la vid como la higuera representan a la nación de Israel (de hecho, casi siempre se mencionan juntas, pues las higueras se plantaban en las viñas), como se puede apreciar en los siguientes pasajes, en primer lugar en el caso de la viña:

Y yo la pondré como cosa destruida. No será podada, ni será azadonada. Y tendrán que subir en ella la zarza y malas hierbas; y a las nubes impondré mandato de no hacer que se precipite lluvia sobre ella. 7 Porque la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel y los hombres de Judá son la plantación con la cual él estaba encariñado. Y siguió esperando juicio, pero, ¡miren!, quebrantamiento de ley; justicia, pero, ¡miren!, alarido.” (Isa. 5:6-7).

E igual en el caso de la higuera, pues veamos la ilustración de la futura destrucción de Israel que hizo el Hijo de Dios y que centró en dicho árbol frutal:

Entonces pasó a decirles esta ilustración: “Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña y vino buscando fruto en ella, pero no lo halló. 7 Luego dijo al viñador: Mira que ya van tres años que he venido buscando fruto en esta higuera, pero no lo he hallado. ¡Córtala! ¿Por qué, realmente, debe hacer que la tierra permanezca inútil?”. 8 En respuesta él le dijo: “Amo, déjala también este año, hasta que cave alrededor de ella y le eche estiércol; 9 y si entonces produce fruto en el futuro, bien está; pero si no, la cortarás”.” (Luc. 13:6-9).

En este caso, el propietario o amo de la viña en la que estaba plantada la higuera y objeto del cuidado del amo del campo, sería Jehová Dios y el viñador simbólico que tenía a su cargo el cuidado de la higuera era Jesús, pues este estuvo por más de tres años intentando que esa “higuera” figurativa que era la nación de Israel, produjera frutos de arrepentimiento y lo cual no fue el caso; de ahí que en un momento determinado, esa higuera simbólica fuera cortada como había sido anunciado por Jesús (Mar. 11:12-14) y suceso que ocurrió en 70 E.C., con la destrucción de Jerusalén y su templo a manos de las legiones romanas bajo el mando del general romano Tito…… y proceso de exterminio del pueblo judío, que culminó en el año 135 con la total expulsión de estos de su tierra natal, lo que significó la desaparición de Israel como nación por casi 2.000 años. Establecida esa relación entre la higuera y la nación de Israel, recordemos de nuevo unas palabras de Jesús que anunciaban el restablecimiento de Israel como nación, cuando dijo que esa higuera simbólica rebrotaría de nuevo:

Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas (o señales que estaba dando), sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Mat. 24:32-35). (Acotación nuestra).

Notemos ahora que fue en ese contexto en el que se habló acerca de la generación “que no pasaría” hasta que acontecieran todas las cosas profetizadas…… luego lo que está claro, es que la generación a partir de la cual empezar a restar, es aquella que vio el cumplimiento de ese rebrotar de Israel como flamante nueva nación; ello nos lleva a la generación que en 1.948 tenía suficiente capacidad para tener consciencia de lo que había ocurrido, al ser de nuevo Israel declarada nación en un acto de proclamación de independencia el 14 de Mayo de dicho año (aunque el reconocimiento oficial tuvo que esperar hasta el 11 de Mayo de 1.949, momento en que se la admitió ya como miembro de pleno derecho en Naciones Unidas, como el miembro nº 59). Fuere como fuere el caso, la cuestión es que ya tenemos una “generación” de la que partir para determinar cuándo se puede esperar el cumplimiento de la promesa de Jesús, en el sentido de que esa generación no pasaría “hasta que se cumplieran todas las cosas”, eso es, incluido el establecimiento del reino de Dios sobre la Tierra.

Partiendo de esta base, pensemos que una persona nacida en Mayo de 1.948 cumpliría en este mismo mes de 2.015, tanto como 67 años…… pero claro, tenemos que tener en cuenta que por generación se habla de personas que en el momento de cumplirse determinado evento, tendrían la suficiente capacidad de entender lo que estaba pasando a su alrededor; pero permítannos un ejemplo de lo que pretendemos darles a entender: cuando en España se hace referencia a la “generación del 27” y compuesta entre otros muchos por Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, etc. etc. etc., no se habla del año en que nacieron, sino del año en que emergieron como autores de prestigio en el panorama cultural español. De tal suerte, que en 1.927 Federico García Lorca tenía ya 29 años; Rafael Alberti, tenía 25 años; Vicente Aleixandre tenía 29 años; Gerardo Diego 31 años y así por el estilo, el resto de personajes que configuraron dicha genial “generación del 27”…… por lo tanto y usando el mismo baremo, el sentido común nos dice que no podemos estar hablando de bebés para esa generación de 1.948 en donde Israel resurgió como nación, pues de ser ello así estos no pudieron ser conscientes de nada de lo que ocurría en su entorno.

Es cierto que no estaríamos hablando en este caso de personas altamente cualificadas como los ejemplos citados y para lo que se precisa de formación y consecuentemente, de tiempo, sino solo de personas con un mínimo de percepción de la realidad de lo que sucedía a su alrededor y que bien lo podría hacer y tirando por lo bajo, un niño de entre 10 y 15 años. Por lo que aceptando que la cosa sea así, nos encontramos con que si a los 67 años transcurridos desde 1.948 hasta nuestros días, le añadimos el mínimo mencionado, eso es, 10 años, nos encontramos con que esa generación del 48 tendría ahora ¡77 años!…… o sea y bíblicamente hablando, con una generación ya en sus últimos estertores. Circunstancia que nos lleva a recapitular y con ello volver de nuevo al dato señalado, en el sentido de que el fenómeno de las “lunas rojas” y un eclipse de Sol intermedio coincidentes con fechas de celebración de fiestas judías no se producirá de nuevo en un plazo de 500 años o más; lo cual nos lleva a la razonable conclusión, de que tiene que ser en este año de 2.015 cuando se produzca el inicio de la 70 semana de Dan. 9:27 y con ello, los últimos siete años del mundo como lo conocemos y a ser seguidos por la instauración del reino de Dios en la Tierra.

Siete últimos años que se distribuirán de la siguiente manera: una primera mitad o tres años y medio (1.260 días, según el calendario hebreo a partir del cual fue hecha la profecía), en que será anunciada por toda la tierra la “buena nueva” de la instauración del reino de Dios (Rev. 14:6-7) y tres años y medio restantes, en los que se producirá la “gran tribulación” y que afectará a todos aquellos que no hayan aceptado ser sumisos al nuevo reino entrante encabezado por Jesucristo. Que ello será así, queda reflejado en unas palabras del Hijo de Dios, cuando comparó los tiempos del fin con los del diluvio del día de Noé:

Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39).

Noten que si bien es cierto que el diluvio fue traído a la tierra por la general violencia existente (Gén. 6:13), no es menos cierto que había personas que no eran violentas y que seguían una vida normal, según se deduce de las palabras de Jesús (v. 38), sino que perecieron por “no hacer caso” a la advertencia recibida y anunciada por Noé (2 Ped. 2:5)…… y dado que las palabras de Jesús apuntaban a que dicha circunstancia se volvería a repetir en un futuro, la pregunta es obvia: ¿cómo responderá usted, a los constantes toques de alarma que se están dando, por ejemplo, desde este blog y concretamente en el artículo que acaba de leer?

No es menos cierto y como ya hemos señalado, que lo dicho hasta el momento no es más que una mera reflexión a partir de lo que los autores de esta página “creemos” que puede ocurrir durante o a finales del verano de este año 2.015 (a más tardar, a mediados del 2.016), siempre en función de la información que tenemos a nuestro alcance y por lo que uno, no está obligado a creernos ¡faltaría más! Pero ello no es excusa, para que este uno y por su cuenta, intente averiguar que puede haber de cierto en todo lo que hemos dicho; no olvidemos que en su momento, las Escrituras consideraron como de “noble condición” a personas que siendo instruidas por el apóstol Pablo, contrastaban diariamente con la información que tenían a su alcance, todo aquello que el apóstol les enseñaba:

Ahora bien, estos eran de disposición más noble que los de Tesalónica, porque recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así.” (Hech. 17:11).

Con estas palabras de estímulo, nosotros ahí lo dejamos y que cada uno tome la actitud que mejor le parezca ante lo que hemos expuesto y que, si nos permiten la observación, tiene visos de no estar muy lejos de la realidad que está por venir; porque en definitiva, lo que tenemos ante nosotros son dos hechos incontestables partiendo del relato escritural: por una parte, tenemos a una generación (la del 48) que ya está finiquitada y, por otra, unos eventos astronómicos coincidentes con fechas señaladas dentro del mundo judío, que no se volverán a repetir hasta dentro de 500 años…… y ante esa reveladora evidencia ¡que quieren que les digamos, como no sea que para los autores de este blog, dos más dos continúan sumando cuatro!

MABEL


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