sábado, 22 de noviembre de 2014

¿Qué es…… la “perfección”?


Recordarán ustedes, queridos amigos que nos leen, que no hace mucho (16/11/14) tuvimos un “rifirrafe” con Apologista Mario Olcese, acerca de lo que dicho personaje entendía por el significado de la expresión “perfecto” en las Escrituras, cuando esta es aplicada al ser humano; seguramente también es posible que recuerden, lo que planteaba el Sr. Olcese en su video del 26/10/14 y apoyándose en los pasajes de Job 1:8 y 2:3, que tenía que ver con un supuesto “perfeccionamiento” de dicho personaje (entre otros muchos) de corte absoluto en el plano espiritual, de tal suerte que en el momento del regreso de Jesucristo a la tierra, Job solo tendría que ser restaurado en el plano físico…… en fin, uno de los muchos disparates a los que el autor mencionado nos tiene acostumbrados. Pero la cuestión, es que no estaría de más y para una mayor comprensión de por dónde “van los tiros” en cuanto a este asunto, el averiguar la relatividad del término “perfecto” desde el punto de vista bíblico y que es más de la que un lector normal (no un estudioso de la Biblia y que a veces también) se podría imaginar.

Y es que para entender correctamente las Escrituras, en cuanto al sentido último de dicho término, no se debe incurrir en el error (bastante común) de pensar que todo aquello a lo que se le llama perfecto lo es en sentido absoluto, es decir, a un grado infinito o ilimitado, pues la perfección en sentido absoluto solo pertenece a nuestro Creador, Jehová Dios…… debido a esto, es por lo que Jesús pudo decir de su Padre Celestial aquello de “nadie es bueno, sino uno solo, Dios” (Mar. 10:18). Y con lo que resaltaba el hecho incontestable de que solo Jehová es incomparable en su excelencia, merecedor de toda alabanza, supremo en sus magníficas cualidades y poderes a tal grado, que “solo su nombre es inalcanzablemente alto” (Sal. 148:13); de hecho, Moisés alabó la perfección divina, diciendo lo siguiente:

Porque yo declararé el nombre de Jehová. ¡Atribuyan ustedes grandeza, sí, a nuestro Dios! La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.” (Deut. 32:3-4).

Y es que todas las disposiciones reglamentarias de Jehová, así como sus caminos, son tan perfectos y refinados que no tienen absolutamente falta o defecto alguno (2 Sam. 22:31), por lo que nunca nadie podría presentar una causa justa contra Él, criticar o censurar Sus obras y como se lee en el siguiente pasaje:

¡Mira! Dios mismo obra sublimemente con su poder; ¿quién es instructor como él? 23 ¿Quién, pidiendo cuentas, ha señalado contra él su camino y quién ha dicho: “Has cometido injusticia”?” (Job 36:22-23).

Tan sublime e inmaculada es Su perfección, que esta y por decirlo de alguna manera le limita a Él mismo, pues es el único Ser en el Universo que no puede pecar...... hasta el grado de que acerca de Dios se nos dice lo siguiente:

“…… sobre la base de una esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración.” (Tito 1:2).

O sea, que aquello que se dice de Él en el sentido de que puede “hacerlo todo”, es totalmente falsa, pues no solo no puede mentir, sino que tampoco y en Su suprema e infinita perfección, puede siquiera el tener un mal pensamiento y como algunos indoctos le atribuyen, entre ellos ese “genio” de la interpretación bíblica que es Apologista Mario Olcese, que en un corto artículo titulado “Si Dios sabía que íbamos a pecar ¿para qué nos creó?” (11/12/12) afirma que en el momento de la creación del primer hombre, Dios ya tenía previsto el que este pecara y con ello, obviamente, las consecuencias derivadas del pecado…… y dado que estas se han traducido en milenios de sufrimiento, amargura, dolor y muerte para el ser humano, ello sería tanto como decir que el mal se originó en la Mente Divina. Todo esto, según ese “entendido” en la materia y en un disparatado razonamiento, para que la humanidad conociera “cuánto” nos ama Dios…… dicho de una forma más gráfica y coloquial, que primero usted le parte las piernas a su vecino y después usted mismo le atiende y le cuida en su recuperación, para que este “alcance a ver” cuán buen vecino es usted y hasta dónde alcanza su “bondad” para con él.

Permítannos un inciso para hacerles una pequeña, pero necesaria aclaración: si hemos señalado el hecho de que nuestro Creador, Jehová Dios es el único Ser que “jamás” ha podido ni podrá pecar, se debe a que en el momento en que Jesucristo resucitó en inmortalidad (y como ocurrirá también con sus hermanos, cuando estos se levanten en la “primera” resurrección de Rev. 20:6), se convirtió en un ser que tampoco podía ya pecar a partir de ese momento, pues el ser declarado inmortal significa el pasar a ser esencia misma de Dios. Para mostrarles de manera práctica lo que pretendemos decirles, vean el ejemplo que nos propuso una lectora y amiga personal del que suscribe (nicaragüense ella) y que nos planteó de la siguiente manera: cuando uno se acerca a la orilla del vasto e inmenso mar y con un cuenco, coge un poco de agua, lo que tiene en el mismo es sencillamente una porción de mar, solo que en una proporción infinitamente más pequeña…… pero mar al fin y al cabo. Pues bien, eso es lo que ocurre con aquellos que en su momento fueron declarados Hijos de Dios y que pasan a convertirse en una “nueva creación” (2 Cor. 5:17), que apareció en escena al resucitar Jesucristo y que tendrá su continuación, cuando se levanten esos mencionados Hijos de Dios en la “primera” resurrección (Rev. 20:6), eso es, seres materiales con esencia divina o, dicho de forma más gráfica y para entendernos, pequeñas porciones en forma humana de un Dios infinito; dicho lo cual, continuemos con la Suprema perfección del Altísimo.

Continuando con el tema, solo nos resta decir que hasta el momento hemos visto uno de los tres tipos de perfección de los que nosotros entendemos que se nos habla en las Escrituras y que tiene que ver, con la perfección absoluta en el caso de nuestro Creador y del que se nos dice “Tú eres de ojos demasiado puros para ver lo que es malo; y mirar a penoso afán no puedes…” (Hab. 1:13)…… ¡cuánto menos, entonces, que el mal tuviera origen en Su mente prodigosa e inmaculada! Por lo tanto, pasemos ahora a considerar un segundo tipo de perfección y que no siendo absoluta, si tiene un alto grado y como puede ser la creación espiritual en general y que personalizaremos en Satanás antes de su transgresión contra Dios, en la que tuvo Adán y en última instancia, la que tuvo Jesús y en los distintos planos que dichos personajes ocuparon: el primero y como parece ser, el primer ser venido a la existencia de toda la creación espiritual, Adán como el primer ser de la creación material y, Jesucristo, como el único hijo del Altísimo nacido de una mujer y que eran depositarios los tres, del mismo grado de perfección y que estaba por debajo de la “absoluta” perfección divina y que le impide a Su Supremo Poseedor, el cometer pecado alguno…… y señalamos de nuevo dicha cuestión, porque si bien los personajes citados eran “perfectos”, a diferencia de su Creador sí podían pecar; veamos entonces, lo ocurrido con el primero de dichos personajes y del que, personificado en el rey de Tiro, se nos dice como sigue:

Sellas un modelo, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. 13 En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar. Toda piedra preciosa fue tu cobertura: rubí, topacio y jaspe; crisólito, ónice y jade; zafiro, turquesa y esmeralda; y de oro era la hechura de tus engastes y tus encajaduras en ti. El día en que fuiste creado fueron alistadas (por lo que deducimos que probablemente fue la primera de las criaturas celestiales creada por Dios). 14 Tú eres el querubín ungido que cubre y yo te he colocado a ti. En la montaña santa de Dios resultaste estar. En medio de piedras de fuego te paseabas. 15 Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti.

16 Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia y empezaste a pecar. Y yo te pondré como profano fuera de la montaña de Dios y te destruiré, oh querubín que cubre, de en medio de las piedras de fuego. 17 Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de tu radiante esplendor. A la tierra ciertamente te lanzaré. Delante de reyes ciertamente te colocaré, para que te miren.” (Ezeq. 28:12-17). (Acotación nuestra).

Luego tan ensalzado personaje y aunque perfecto en todos sus extremos, cayó en el pecado y se convirtió en Satanás el Diablo, el repugnante ser que hasta el momento ha gobernado a la humanidad (1 Juan 5:19). Veamos ahora, lo que ocurrió con Adán y del cual se dijo en el momento de su creación por el propio Jehová, aquello de que lo creado era “muy bueno”, eso es, “perfecto” y lo que en buen grado, le aplicaba personalmente, pues estaríamos hablando de la primera creación material inteligente (Gén. 1:31)…… sin embargo, consideremos lo que ocurrió con él y que ya de entrada se le dijo, que el día que “pecara” o transgrediera la orden recibida, moriría (Gén. 2:17); luego clara indicación de que aunque perfecto, si podía pecar y término que significa “errar” o no alcanzar, en cuanto a normas morales, el objetivo con respecto de su Creador. Por lo que ya tenemos a los dos primeros personajes, “perfectos” ambos, caídos en el pecado y que nos confirma, como hemos señalado al inicio de este escrito, lo “relativo” en cuanto al significado del término “perfecto”…… vayamos ahora al tercero de ellos y que por orden de aparición, es Jesús.

Es cierto que este no pecó, pero ello no significa que fuera más “perfecto” que los anteriores, pues se nos dice de él que llegó a ser el segundo o “ultimo Adán” y por aquello de respetar la fraseología bíblica…… en todo caso, un ser equivalente a Adán en cuanto a “perfección”; por lo que al igual que este, también podía pecar, pues recordemos que Satanás lo sometió a prueba en numerosas ocasiones y algo que no habría hecho, de saber que Jesús era invulnerable en este sentido. Luego con lo que nos encontramos al repasar la vida de esos tres dispares personajes, es con otra dimensión del término “perfecto” e infinitamente inferior a la perfección absoluta del Altísimo…… por lo que nos dirigiremos a lo que podríamos considerar como una tercera acepción del término “perfecto”, cuando este se usa con relación al ser humano, pues es público y notorio que lo podremos ser todo, menos “perfectos”. Sin embargo, muchos de ellos consiguieron que el propio Jehová Dios les reconociera como intachables, justos, íntegros o cabales en sus tratos con Él y llegando incluso a que en ocasiones se les calificara de “perfectos; para ello les mostraremos un pasaje y en cuyo contenido coinciden algunas traducciones bíblicas, que se encuentra en el Sal. 18:30-32:

En cuanto al Dios verdadero, perfecto es su camino; el dicho de Jehová es refinado. Escudo es a todos los que se refugian en él. 31 Porque ¿quién es un Dios fuera de Jehová? ¿Y quién es una roca excepto nuestro Dios? 32 El Dios verdadero es Aquel que me ciñe apretadamente con energía vital y él otorgará, que mi camino sea perfecto.”

Notemos que la expresión “perfecto” se usa con relación a los caminos de Dios, pero también en cuanto a los caminos o actividad del hombre con respecto de Este, por lo que la pregunta es obligada ¿estamos hablando del mismo sentido del término “perfecto” en ambos casos? Tal parece no ser este el caso y por lo que esta cuestión conlleva una derivada, que es la siguiente ¿qué es, entonces, a lo que se refieren las Escrituras y desde el punto de vista de nuestro Creador, cuando en estas se relaciona la “perfección” con referencia a la actividad o comportamiento del ser humano?

Observarán que la información que se ha considerado hasta el momento, sienta la base para entender que hasta las criaturas “perfectas” que Dios ha creado, podían ser desobedientes y que a las tres mencionadas, podríamos añadir a los ángeles que se sumaron a Satanás en su acto de rebelión en contra del Dios Altísimo (Judas 6)…… y es que pensar que la desobediencia no podría darse en una criatura perfecta, presupone desconocer el significado del término y sustituyéndolo por un concepto personal que es contrario a los hechos conocidos, acerca de los que les estamos explicando. Luego para responder a las preguntas formuladas, tenemos que partir de la base que Dios ha facultado a las criaturas inteligentes con lo que se conoce como el “libre albedrío”, eso es, el privilegio y la responsabilidad al mismo tiempo, de decidir por sí mismas el proceder que deben seguir en un momento determinado y como queda claramente expresado en el siguiente pasaje;

De veras tomo los cielos y la tierra como testigos contra ustedes hoy, de que he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal; y tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole, 20 amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él; porque él es tu vida y la longitud de tus días, para que mores sobre el suelo que Jehová juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob que les daría.” (Deut. 30:19-20).

Este fue y ya refiriéndonos al caso de la primera pareja humana, lo que hizo posible que pudieran ponerse a prueba en cuanto a su obediencia al mandato divino y por extensión, a su sujeción al Autor del mismo (Gén. 2:15-17; 3:2-3)…… y como su Supremo Hacedor, Jehová Dios, sabía con qué poderosas facultades les había dotado para afrontar cualquier situación por difícil que esta fuera (incluso hacer frente a un poderoso personaje, como era Satanás), permitió el que fueran probados y con tan grave castigo si escogían mal. La razón tras ello, tenía que ver con el hecho de que en las Escrituras se nos deja claro que su Creador deseaba una adoración y un servicio que emanaran de mentes y corazones movidos por amor genuino y no a una obediencia mecánica y como de autómatas, que es lo que serían si no se les hubiera dotado de la capacidad del libre albedrío, eso es, el derecho a decidir por sí mismos qué decisión tomar en cada momento…… tengamos en cuenta, por otra parte, que si nuestros primeros padres Adán y Eva no hubieran tenido dicha capacidad, no habrían satisfecho los requisitos de Dios, pues no habrían sido completos o perfectos y siempre según las elevadas normas de Este.

Ha de recordarse, además, que en lo que tiene que ver con el hombre la perfección es relativa y está circunscrita al ámbito humano, porque si bien Adán fue creado perfecto, no podía traspasar los límites físicos que el Creador le había fijado; no podía, por ejemplo, comer tierra o madera, sin sufrir las consecuencias de una “mala digestión”; por otro lado y por poner otro ejemplo de perfección relativa, si intentaba respirar agua en lugar de aire, se ahogaría, pues no había sido preparado para eso. De manera similar y aquí es a donde queríamos llegar, si permitía que su mente y corazón se alimentaran con pensamientos incorrectos y eso es lo que ocurrió, llegaría a abrigar deseos insanos y, por último, pecaría y moriría…… y que también es lo que ocurrió (Sant. 1:14-15). Por tanto, está claro que los factores determinantes en el concepto de perfección en los seres inteligentes creados por Dios, son la voluntad y selección personales; porque si insistiéramos en la idea de que un ser “perfecto” (como los tres citados anteriormente) no puede adoptar un mal proceder cuando hay una cuestión moral de por medio, por la misma razón podríamos razonar también que una criatura imperfecta (como es en el caso de los descendientes de Adán) no podría adoptar jamás un proceder correcto, si tuviese que decidir sobre esa misma cuestión moral…… y con lo que ya nos metemos “de hoz y coz”, con lo que el término “perfecto” significa para el ser humano actual; dicho lo cual, veamos ahora si el razonamiento que acabamos de plantear, se ajusta a la realidad de lo que conocemos.

Porque lo que conocemos y según el registro bíblico, es que este nos habla de innumerables personas imperfectas que sí adoptaron en su momento un proceder correcto en asuntos morales que implican obediencia a Dios; y que hasta escogieron ser perseguidos antes que transigir de su fe (algunos mencionados en Hebr. 11:1-38, así como también los fieles seguidores de Jesús del I siglo, por ejemplo), mientras que al mismo tiempo hay quienes escogen hacer lo que saben que es incorrecto (como caso más “sonado”, tenemos el de Judas Iscariote) y partiendo de parecidas circunstancias. Por consiguiente, no todas las malas acciones pueden justificarse con base a la imperfección heredada, pues de nuevo los factores determinantes son la voluntad y la selección personal de cada uno y en función de sus valores, dependientes estos de lo que uno haya estado poniendo en su mente durante su vida: si uno se ha alimentado de cosas espirituales, actuará de una manera…… y si por el contrario, se ha alimentado de cosas mundanas, actuará de otra (luego ya tenemos aquí uno de los dos factores determinantes mencionados, eso es, el factor “selección”); así mismo, en el caso del primer hombre, la perfección humana por sí sola tampoco garantizaba una conducta recta, pues esta solo constataba el derecho al ejercicio del libre albedrío y la facultad de selección del implicado en la cuestión, e impulsados ambos por el amor a Dios y la voluntad de servirle.

De ahí, que del personaje Noé se nos diga que fue considerado un hombre “justo” y “exento de falta entre sus contemporáneos” (Gén 6:9), o del sufrido Job en el sentido de que era un hombre “sin culpa y recto” (Job 1:8), así como también se emplean expresiones similares al hablar de otros siervos de Dios. Sin embargo y como todos eran descendientes del pecador Adán y por consiguiente pecadores, es obvio que tales hombres se hallaban “exentos de falta y sin culpa” o eran “perfectos” (y aquí está el quid de la cuestión de la idea que pretendemos transmitirles) en el sentido de que estaban a la altura de lo que Dios requería de ellos y siendo que lo Este requería de esos personajes, estaba siempre ajustado a sus limitaciones e imperfección humanas…… y es que no podía haber un nivel de exigencia igual, entre lo que se le podía pedir al hombre perfecto Adán y lo que se les podía pedir a cualquiera de sus descendientes, contaminados ya con el pecado de este. Por lo tanto, Jehová y en su infinita misericordia y amor hacia Su creación humana, tiene en cuenta dicha circunstancia y no pide de vuelta aquello que sabe que el hombre no puede darle…… algo que se trasluce del contenido de Miq. 6:6-8:

¿Con qué me presentaré a Jehová? ¿Con qué me inclinaré ante Dios en lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros de un año de edad? 7 ¿Se complacerá Jehová con miles de carneros, con decenas de miles de torrentes de aceite? ¿Daré mi hijo primogénito por mi sublevación, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma? 8 Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti, sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?

Luego lo que nos está pidiendo de vuelta Jehová a criaturas tan imperfectas como los seres humanos, es algo tan simple que puede hacerlo cualquiera, pues depende de la voluntad y selección personal de cada uno, como es el obedecerle de corazón (eso significa el “ejercer justicia” para Dios), ser bondadosos con nuestros semejantes y humildes en nuestros tratos con Él…… algo, repetimos, al alcance de cualquiera y las Escrituras están llenas de ejemplos de ello. Y si la persona hace esto, eso es, que se ajusta a lo que Dios demanda de cada uno, es por lo que el Altísimo la considera justa, recta e intachable o integra, en todo caso “perfecta”, pues cumple con los requisitos por Él exigidos; porque al igual que un alfarero no puede esperar igual calidad, si moldea una vasija con barro común, que si la moldea con arcilla refinada, también los requisitos de Jehová Dios toman en consideración la fragilidad de los seres humanos imperfectos y como se expone perfectamente en el Sal. 103:10-14:

No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen.

12 Tan lejos como está el naciente del poniente (noten que están diametralmente opuestos), así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. 13 Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. 14 Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros y se acuerda de que somos polvo.” (Acotación nuestra).

Por lo que, aunque los hombres fieles de los que nos hablan las Escrituras cometieron errores e incurrieron en males debido a su condición imperfecta, no obstante manifestaron un “corazón completo” para con Jehová (2 Cró. 16:9) y que algunas versiones traducen como un corazón “perfecto”, o “que le es fiel”, o “que confía en Él”, o “completamente suyo”, o “totalmente comprometido con Él”, etc…… en todo caso, un corazón que dentro de las limitaciones impuestas por la imperfección, su devoción era completa, sin fisuras y que en diferentes circunstancias, satisfacía los requisitos divinos. Y puesto que el Juez Divino se complació y se complace en la adoración que le rindieron y le rinden actualmente personas de esa condición de corazón, ninguna criatura humana o celestial tenía ni tiene base para criticar el servicio de las tales a Dios, haciendo mención a su condición imperfecta…… no olvidemos que el punto focal del asunto está en el hecho de que, salvo en el caso de nuestro Creador, la perfección de cualquier otra persona o cosa es relativa, por tanto no absoluta; es decir, que una cosa es “perfecta” en relación con el propósito o fin para el que su diseñador o hacedor la designa, o el uso al que la destina su receptor o usuario. Dicho en términos cotidianos, un martillo es perfecto para clavar clavos, pero imperfecto para aserrar madera, mientras que un serrucho es perfecto para aserrar madera, pero imperfecto para clavar clavos; sin embargo, los dos cumplen a la “perfección” con la tarea para la que fueron diseñados…… más o menos esta sería la idea.

Por otra parte, tenemos que el mismo significado del término “perfecto”, requiere de alguien que decida cuándo algo está “completo”, eso es, que reúna las normas de excelencia, o requisitos que han de satisfacerse, así como los detalles que son esenciales, para merecer dicha calificación de “perfecto…… y ahí tenemos en última instancia, a nuestro Creador, Jehová Dios, como el Árbitro Supremo de lo que es la perfección, o sea, Aquél que fija las normas que debe reunir persona o cosa alguna para ser considerada “perfecta” de acuerdo con Sus propósitos y demandas justas exigidas a las mismas, siempre en función de sus personales capacidades o limitaciones; a este respecto, recordemos una parábola de Jesús en la que se lee lo siguiente y que refrenda la idea que les pretendemos transmitir:

Porque es justamente como un hombre que, estando para emprender un viaje al extranjero, mandó llamar a sus esclavos y les encargó sus bienes. 15 Y a uno dio cinco talentos; a otro, dos; y a otro, uno, a cada uno según su propia habilidad (o “capacidad”, según versiones) y se fue al extranjero.” (Mat. 25:14-15). (Acotación nuestra).

Fíjense que en este pasaje de la conocida parábola “de los talentos”, se nos advierte del hecho de que en el momento de repartir responsabilidades, se tuvieron en cuenta las distintas capacidades de las personas que tenían que gestionar las riquezas del “hombre” de la parábola en cuestión.

Todo considerado y partiendo de la base de que el artículo que acaban de leer, queridos amigos que nos siguen, no es más que una reflexión personal de los autores de este blog puesta por escrito y compartida con todos ustedes, decir a modo de conclusión que en el registro sagrado el término “perfecto” tiene sus matices, pues hemos analizado hasta tres clases o grados de perfección y lo que nos lleva a la siguiente reflexión, en lo tocante al ser humano sujeto al pecado, luego a la imperfección: cuando en el texto sagrado se nos señala a determinada persona como integra, justa, cabal o intachable (en todo caso “perfecta”), ello solo significa que esta responde a lo que Jehová demanda de ella y siempre en función dicha demanda, de las limitaciones propias de la persona o personas envueltas en el asunto del que se trate, en este caso de la entera humanidad…… de ahí, a decir que Job (entre otros preclaros personajes del AT) ya había sido declarado “per-fec-to” en sentido espiritual y como nos quiere vender Apologista Mario Olcese, a tal grado de que en el momento del regreso de Cristo a la tierra, solo precisará dicho personaje del AT de ser perfeccionado en su componente física ¡pues que quieren que les digamos, como no sea que esto es lo más parecido a no tener ni puñetera idea de lo que se nos dice en las Escrituras!

MABEL


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