martes, 3 de mayo de 2011

¡Por alusiones!

Tal y como les prometimos en nuestro anterior artículo “¡Y cabalgamos de nuevo!”, por “alusiones” vamos a dedicar esta reflexión a un escrito del Dr. Javier Rivas Martínez y en el que, de nuevo y sin venir a cuento, se mete con nosotros. Claro, con ello lo único que ha conseguido es que analicemos con un poco más de atención dicho escrito y nos hayamos dado cuenta de los errores que en los que incurre, en una muestra más de su total ignorancia en el contenido escritural. Veamos: en su artículo “¿Una segunda oportunidad?”, el citado personaje nos habla de lo que él entiende como errónea enseñanza de los TJ y en la que se nos habla de la posibilidad de que se conceda una “segunda oportunidad” a la humanidad obediente, durante el período milenario del reino de Dios y a través de una gobernación encabezada por Jesucristo, para ayudarles a alcanzar la vida eterna. En esa labor, Jesucristo es ayudado por una cantidad determinada de reyes/sacerdotes asociados y que Rev. 14:1, fija en 144.000, a los cuales ya les ha sido concedida tal potestad (el vivir eternamente), en el mismo momento de su resurrección:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).

Y estando de acuerdo en el hecho de que esos señores (los TJ), han enseñado algunos disparates y que no han acertado en ninguna de las fechas anunciadas para el cumplimiento de algunas de sus extravagantes afirmaciones, o que han usado (y continúan usando) las Escrituras, así como a una ingente masa de adeptos (la mayoría buenísimas personas, pero de bajo coeficiente intelectual), para el beneficio propio o lucro personal de los dirigentes de esa organización, lo cierto es que en esta enseñanza en concreto y a nuestro entender…… tienen razón y el Sr. Rivas, como casi siempre, está equivocado. Y eso es lo que vamos a analizar en este artículo: cuál de las dos partes tiene la razón y para ello, veamos lo que nos dice el respecto el caballero en cuestión:

Los Testigos piensan que los que resuciten tendrán “mil años para tomar una decisión para llegar a salvarse”. De no sujetarse a los designios de Dios, entonces serán “aniquilados”.

Para empezar, la Biblia ni refiere ni infiere tamaña mentira. Esta es una quimera de tercera clase, una mal chiste religioso de graves consecuencias espirituales, y potencialmente, eternas.” (Negritas nuestras).

Esa, como mínimo discutible conclusión, la pueden encontrar entre la última frase del segundo párrafo y la primera del tercero del artículo citado y que de entrada, ya abre una serie de interrogantes. Porque si la conclusión del Dr. Rivas es correcta y los TJ, están equivocados en su planteamiento…… ¿nos podría explicar entonces D. Javier, qué sucesos estarían por ocurrir durante ese período milenario? O en su defecto ¿qué actividades se llevarán a cabo, por medio de esos gobernantes encabezados por Cristo, durante esos mil años? Y lo que es más ¿con qué propósito entonces, ha creado Jehová ese instrumento que Jesús nos presentó como el reino de Dios, o el reino de los cielos? Porque hay que tener claro, que ese período milenario no es más que el instrumento que Jehová usa para la consecución de un logro, a saber: “la restauración de todas las cosas” (Hech. 3:21).

Pero si según se deduce de lo expuesto por el señor Rivas en el artículo en cuestión, la fe en el rescate de Jesucristo, ya da al hombre la salvación definitiva (y que es lo contrario de lo que dicen los TJ) ¿qué razón de ser tendría dicho milenio? Obviamente no tendría ningún sentido; pero es que además, no podemos olvidarnos que esos gobernantes del reino de Dios, aparte de ser nombrados reyes, son también dotados de los atributos de sacerdotes y lo cual implica una misión mediadora entre Dios…… y los hombres (1 Tim. 2:5). Pero si los primeros que resucitan (según D. Javier) ya lo hacen con el derecho a la salvación (la vida eterna) y los que lo hacen al cabo de mil años, sin posibilidad ya de conseguirla ¿qué necesidad habría entonces, durante el milenio, de una mediación por parte de esos reyes/sacerdotes? ¿Entre quiénes se mediaría y para qué?...... luego ¿para qué invistió Jehová a esas personas escogidas para gobernar en ese reino, de los citados atributos sacerdotales?

Y preguntas todas estas, que de ninguna manera nos responderá tan “iluminado” caballero, no solo porque, como se ha puesto de manifiesto en innumerables ocasiones, no tiene ni idea de lo que está diciendo, sino porque además y de responderlas de manera correcta, quedaría desmontado todo su planteamiento. Exactamente igual que en otras cuestiones que tiene pendientes de atender, como por ejemplo, esa que hace más de un año le planteamos desde este blog, acerca de en que resurrección nos coloca a Juan el Bautista, de las dos que, según ese caballero, se nos mencionan en Juan 5:28-29; o en su caso explicarnos, de dónde saca los argumentos para esa disparatada interpretación en el sentido de que “el mar que dejará de existir” de Rev. 21:1, hace referencia a mares y océanos literales y que como burrada no está nada mal. ¡Ah! qué no se creen que alguien sea capaz de semejante animalada…… pues lean, lean:

«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sido éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de innumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.” (Negritas nuestras).

Publicado el 24 de Julio de 2010 en su blog “endefensadelafecristiana.blogspot.com”, bajo el título “La nueva creación de Dios (cielos nuevos y tierra nueva)” y al inicio del párrafo ocho. Y que debidamente replicado por nosotros, el día 1 de Agosto de 2010 bajo el tema “Cuando el absurdo supera los límites”…… aún estamos esperando una respuesta. Eso sí, lo que hemos recibido han sido varios correos insultantes y cuyo contenido hemos publicado en distintos artículos, para general conocimiento de cómo las gasta dicho caballero, cuando a alguien se le ocurre decirle que está equivocado.

Y es que en lugar de atender de forma adecuada a esos temas de evidente calado bíblico, que hemos mencionado, a lo único que se dedica es a meterse con los autores de este blog, en una clara muestra de total impotencia ante su manifiesta incapacidad de responder a las cuestiones citadas, obviamente como consecuencia de su absoluta carencia de los más elementales conocimientos bíblicos. Vean el comentario y que sin venir al caso, coloca a continuación de las frases que les hemos transcrito, en el artículo que estamos analizando:

Si no vean amables lectores los escritos de su “agente”, no tan “secreto” ya, que lleva el nombre de Armando Lopéz Golart (El Blog de Armando López Golart).”

Y nos preguntamos nosotros, si lo más correcto no sería responder adecuadamente a las objeciones que se le han planteado, como el mejor método de dejarnos en ridículo y por supuesto, más provechoso para los que nos leen, que en definitiva es lo que nos debería de importar. Porque un servidor podrá ser un “agente” encubierto de los TJ o el bufón de la corte si así le place a D. Javier, pero la cuestión es si los planteamientos que desde este blog se publican, son correctos…… o no. Dicho de otra manera, que tanto da que el gato sea blanco o sea negro, con tal de que cace ratones; luego poca importancia tiene lo que uno pueda ser, si las afirmaciones que hace no se pueden demostrar como falsas, como es el caso que nos ocupa. Y hasta el momento (al menos con textos bíblicos por delante), de ninguna manera se ha podido probar que estemos equivocados en las objeciones que le hemos presentado a ese caballero. Sin embargo nos alegra infinito, a la par que se lo agradecemos, que nos haga tanta propaganda y dirija a sus seguidores hacia nuestra humilde página, ya que ello hará que muchos de esos lectores(esperamos que sigan su consejo) y al leer los argumentos que planteamos, quizás se pregunten un tanto sorprendidos, porque en vez del insulto y la descalificación personal como argumentos para ridiculizarnos, no se responde contundente y bíblicamente a las objeciones recibidas y demostrando con ello, lo erróneo o equivocado de su formulación.

Pero claro, para poder hacer eso, se precisan dos requisitos indispensables: en primer lugar, que la objeción presentada no sea correcta y circunstancia que, a menos que alguien nos demuestre lo contrario, no es el caso; y en segundo lugar, que el receptor de la objeción, tenga la suficiente capacidad o conocimientos bíblicos necesarios para responderla…… y que tampoco parece ser el caso. Porque ese señor y a tenor de sus insostenibles planteamientos, no resulta ser más que un analfabeto integral en cuestiones bíblicas y por ello, solo le queda el recurso de la barriobajera actitud del insulto o la descalificación personal, algo impropio de una persona con titulación universitaria. Y es que cada uno vale para lo que vale.

Pero veamos otra afirmación un tanto “dudosa” en ese artículo objeto de análisis y que prueba sin lugar a dudas, nuestra afirmación de las limitaciones bíblicas de dicho caballero. Y es que en el párrafo que vamos a transcribir, nos hace su particular “interpretación” del relato que se conoce como la parábola o ilustración de las ovejas y las cabras, que encontramos en Mat. 25:31-46:

Cuando Cristo regrese al mundo, se «sentará en su trono de gloria para juzgar las naciones». En ese futuro tiempo, Cristo apartará a las ovejas, a sus fieles creyentes, a la derecha; y a la izquierda, a las cabras, que representan a los hombres malvados. Los primeros «heredarán la tierra» para reinar junto con él; y los segundos «irán al castigo eterno», y para esto, ante todo, los enemigos de Dios serán decapitados delante del Rey Jesucristo.” (Negritas nuestras).

Luego según dicho caballero, esas personas de condición de oveja y que Cristo coloca a su derecha, son las que han de reinar con él en el milenio y que como disparate no está nada mal. Pero antes de continuar, establezcamos un aspecto del asunto que tiene su importancia: los que gobiernan con Cristo, son solo aquellos que han sido reconocidos como Hijos de Dios y que por tanto, lógicamente, son hermanos de Jesucristo. De hecho, es así como Él los reconoce:

Jesús le dijo: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al Padre. Pero ponte en camino a mis hermanos y diles: “Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes” .” (Juan 20:17).

Establecida esa puntualización, continuemos con la ilustración de las ovejas y las cabras. Y en primer lugar, en ella vemos que el juicio se dirige a las naciones, obviamente a las que existen en el momento de la venida de Jesucristo en gloria. Y dado que está claro, que cuando Jesucristo toma posesión de su reino, lo hace con su gobierno en pleno, o sea, que con él lo hacen sus hermanos y colaboradores (Rev. 14:1), el cupo de gobernantes ya está al completo. Luego ya nadie más, puede entrar a formar parte del mismo y reinar con Cristo. Y ello nos lo confirma, la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la razón por la que las personas de esas naciones, reciben juicio adverso o en su caso, favorable? Veamos: según el relato, Jesús coloca a su derecha a personas de esas naciones, por las cosas que han hecho por él; cuando esas personas, sorprendidas, le preguntan cuándo han podido hacer algo por él, vean cual es la respuesta de Jesucristo, registrada en el versículo 40:

Y en respuesta el rey les dirá: “En verdad les digo: Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos, a mí me lo hicieron”.”

Y respuesta que, en sentido negativo, se repite con aquellos que han sido colocados a la izquierda de Jesucristo; luego si el juicio a las personas de las naciones, gira sobre lo que han hecho o no han hecho “al más pequeño de esos hermanos míos”, resulta que estamos hablando de dos grupos de personas distintos: por una parte, la gente de las naciones, que son juzgadas en función de lo que han hecho…… o no, a otro grupo que está formado por los hermanos de Jesucristo y por tanto, herederos con él del reino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes. O sea y para enfatizar la idea: se somete a juicio a las personas del grupo de las naciones, por la actitud (favorable o desfavorable) que en determinado momento han tenido para con los integrantes de otro grupo y cuyos miembros, Jesucristo reconoce como sus hermanos. Luego esas personas que son colocadas a la derecha del Hijo de Dios y que son sacadas del grupo de las naciones, no pueden, obviamente, formar parte al mismo tiempo del grupo de hermanos de Jesucristo y con respecto del cual son sometidas a juicio, no lo olvidemos. Por tanto y puesto que los colocados a la derecha de Jesús, pertenecen al grupo de las naciones y no al grupo con respecto del que han sido juzgados y que es el de los hermanos de Jesús, obviamente no pueden reinar con él, contrario a lo que afirma el Sr. Rivas con tanto convencimiento. Y esto solo es un asunto de lógica y sentido común; por lo tanto, lean ustedes la parábola en cuestión…… lo que afirma D. Javier en su artículo y compárenlo con lo que nosotros les acabamos de exponer y saquen sus propias conclusiones. ¡Ah! y no esperen que tan “entendido” caballero les explique de qué va la cosa, porque sencillamente no tiene ni idea. Pero veamos otra extraña afirmación del Sr. Rivas:

Al terminar el Milenio, todos los malignos, sin excepción, serán resucitados para el Juicio del Gran Trono Blanco.”

De entrada, el citado Gran Trono Blanco no aparece al final del milenio, sino al inicio del mismo, ya que hace referencia al momento en que Jesús es entronizado y planteamiento que en su día desarrollamos, concretamente el 15 de Febrero de 2010 bajo el título “El gran trono blanco” y cuyos argumentos, por cierto, no nos han sido rebatidos hasta el momento. Pero dejando eso a parte, nosotros desearíamos que dicho caballero nos explicara, dónde en las Escrituras, se habla de algo parecido a una resurrección al término de los mil años del reinado de Cristo. Porque lo único que se nos dice que ocurre al final de ese período de tiempo, es lo siguiente:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.” (Rev. 20:7-10).

Eso es lo que, según las Escrituras, ocurrirá al término del reino milenario…… absolutamente nada más. Y no olvidemos que la Revelación se dio, para “manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder” (Rev. 1:1). Luego si al final del milenio hay una resurrección, como nos asegura D. Javier y en las Escrituras no se nos dice nada de ello, solo caben dos opciones: o bien ese señor no sabe de qué habla, o bien a Jesucristo al dar la Revelación, o el ángel al transmitirla, o a Juan al ponerla por escrito, se les quedó algo en el “tintero”: juzguen ustedes mismos. Pero veamos otra idea de tan “ingenioso” autor y que se halla en el párrafo seis del artículo que estamos analizando:

La creencia tratada de los Testigos, no encaja con la resurrección de malos al final de la Teocracia del Señor. El propósito de que los malos sean despertados del letargo de la muerte, es únicamente para su juicio y condena de «muerte eterna», y no para otorgarles una segunda oportunidad de “vida eterna”.”

Y claro que esa idea de los TJ, no encaja con la citada resurrección del Sr. Rivas, quizás porque como hemos señalado, “resulta” que no hay tal resurrección. Y en cuanto al “propósito” que según dicho “entendido” caballero afirma, tiene la resurrección de los impíos o malos, hay algunos argumentos que demuestran lo disparatado de tal afirmación. Veamos: en primer lugar, tenemos lo que nos dice Judas 7:

Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.”

Luego si esas personas ya sufrieron a manos de Jehová, un castigo de fuego eterno, lo que obviamente significa que fueron destruidas eternamente, en pago por sus maldades ¿qué razón lógica habría, para que el Creador los levantara de nuevo, para volver a destruirlos por el mismo pecado por el cual ya habían sido ejecutados? ¿O es que Jehová castiga a las personas dos veces, por el mismo delito? Y es que si hiciera algo parecido y ya entrando en otro argumento, no tendrían sentido las palabras de Rom. 6:7:

Porque el que ha muerto ha sido absuelto de su pecado.”

Otras versiones usan la expresión “justificado” o en su defecto “liberado”, o también “libertado” e incluso “redimido”. En cualquier caso, la idea es que la muerte salda cualquier deuda que pudiéramos haber contraído con nuestro Creador:

Porque el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.” (Rom.6:23).

Ya otra cosa es que uno haya sido víctima de un juicio adverso de Jehová, como los afectados en el caso del Diluvio, o de Sodoma y Gomorra, o de los Coré, Datán y Abiram y sus seguidores en los tiempos de Moisés, etc., etc. y en cuyo caso, ya no hay resurrección posible, puesto que el juicio ha sido decretado y ejecutado directamente por el propio Jehová.

Pero veamos otro argumento contrario a lo que dice el Sr. Rivas y que además, desmonta todo su planteamiento en contra de lo afirmado por los TJ y que es el siguiente: ¿para qué guarda Jehová a Satanás durante mil años y con qué propósito lo suelta al término de los mismos? Además, si los que resucitan al momento de la venida de Jesucristo, ya han adquirido la salvación, por lo tanto la vida eterna y los que lo hacen al final de los mil años, es para ser destruidos y todo según D. Javier ¿de dónde salen entonces, esos que “numerosos como la arena del mar” (Rev. 20:7), son extraviados por Satanás?

Y nosotros ya les advertimos que dicho caballero, no responderá a ninguna de las cuestiones planteadas en este artículo, porque en cuestiones bíblicas, no sabe ni por donde la sopla el aire. Lo que sí hará, es mandarnos algún correo insultándonos, como siempre y lo cual nos tiene sin cuidado, por aquello que decimos en Cataluña (Comunidad Autónoma española) que “brams d’ase, no pugen al cel” y que traducido al español significa “rebuznos de asno, no suben al cielo”. Y con ello no pretendemos insultar a D. Javier, llamándole asno ¡nada más lejos de nuestra intención!, sino que le damos al refrán el sentido para el cual se usa y que es el de mostrar, sencillamente, que hay opiniones que no merecen ser escuchadas.

Lo que sí nos importa mucho y por eso nos ponemos hechos unos basiliscos, es cómo estas falsas enseñanzas que se publican, pueden afectar a personas no demasiado puestas en cuanto a lo que realmente nos dicen las Escrituras y apartándolas del verdadero contenido del mensaje de Cristo (Gál. 1:6-7). Y es que sin duda usted sabrá, que cuando los apóstoles le preguntaron a Jesús, que señales serían las que anunciarían su futuro regreso a la Tierra, la primera fue la siguiente:

Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” y extraviarán a muchos.” (Mat. 24:4-5).

Luego ya Jesús advirtió que aparecerían muchos, no solo en aquellos tiempos, sino también en los actuales, que asegurando hablar en su nombre (pomposamente se llaman “ungidos” o Hijos de Dios), extraviarían a muchos con sus falsas enseñanzas…… y siendo este el caso del citado caballero, porque nos afirma sin lugar a dudas, que es un “ungido” y que reinará con Cristo. Sin embargo, nosotros tenemos serias dudas de que ello sea así, aunque solo sea por la circunstancia de que a día de hoy, aún no hay en la Tierra personas elegidas por Dios para representarle, a la manera de los Pedro, Juan, Pablo, Santiago, etc., etc. Pero veamos que nos dice dicho caballero, en el primer párrafo del artículo que estamos analizando y hablando del primer presidente de la sociedad Watchtower:

Engreídamente Russell declaró que leyendo sus escritos era suficiente para ser “alumbrados por la luz”. Parece ser que a este cínico y falso profeta se le olvido que la Biblia «no es de interpretación privada» (2 P.1:20), que es el espíritu santo, el Consolador, el Paracleto, el que nos ilumina para entender con claridad lo que Dios nos quiere decir exactamente. Cristo instigó a «escudriñar las Escrituras» (Jn.5:39). Nunca sugirió otra cosa fuera de ella para lograr comprenderla, como una “clave”, “forma”, o “método” determinado, como por ejemplo, los escritos espurios de Russell para vislumbrar los designios correctos de Dios para con los hombres pecadores. Es el espíritu santo es el que nos «enseña todas las cosas» (Jn.14:26), y no hombres como Russell…..” (Negritas nuestras).

Luego como ustedes pueden ver, D. Javier nos está diciendo que el tal Russell no estaba guiado por el Espíritu Santo (luego no era un “ungido”), calificándolo de “cínico y falso profeta”, a la vez que de “espurios” sus escritos…… y tiene toda la razón. Sin embargo y como “ungido” que afirma ser, se aplica a sí mismo el poseer dicho espíritu santo, a tenor de las frases que hemos señalado en negrita. Pero veamos según nos dijo Jesús, que les ocurre a aquellos que poseen dicho espíritu:

Sin embargo, cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propio impulso, sino que hablará las cosas que oye y les declarará las cosas que vienen.” (Juan 16:13).

Luego si eso fuera cierto en el caso de ese caballero, tal como nos quiere dar a entender al presentarse ante nosotros como un “ungido”, sin ninguna dificultad nos tendría que poder responder a todas las cuestiones que le hemos planteado y en una clara demostración de poseer tal espíritu de verdad. De lo contrario, tendríamos que aplicarle al señor Rivas, el mismo rasero con el que él mismo está midiendo, o sea, que es un “cínico y falso profeta” y sus escritos, tan “espurios” como los del Sr. Russell. Pero demos tiempo al tiempo y esperemos que sea capaz de dar una explicación razonable a cada una de las preguntas que le hemos formulado, de lo contrario demostrará ser, repetimos, lo que a nuestro entender realmente es…… un falso maestro y un farsante. Y si no es así, que lo demuestre dando cumplida atención a las cuestiones planteadas…… ¡a que no!

Y en cuanto a usted, querido lector, recomendarle una vez más que poniendo en cuarentena las reflexiones expuestas en este escrito y mediante el uso de su propio ejemplar de la Biblia, compruebe personalmente quién dice la verdad en cuanto a la cuestión que está en debate y que tiene que ver con lo que va a ocurrir durante el milenio. Porque lo que está claro, es que las dos partes no pueden tener razón; luego nos mienten los TJ…… o nos miente el Sr. Rivas ¡usted mismo!

MABEL

domingo, 1 de mayo de 2011

Usted…… y el Diluvio.

Y seguramente se preguntará, querido lector, que tiene que ver un suceso ocurrido hace casi 4.500 años y en el que no todo el mundo cree (muchos opinan que no es más que una fábula), con usted que ya bastantes problemas tiene con solo enfrentar el día a día. Pues bien, para poderle explicar esta cuestión, permítanos mostrarle algo que le puede interesar y que tiene mucho que ver, con las difíciles circunstancias que en estos tiempos tenemos que afrontar y que lejos de remitir, siguen en constante aumento y en total coincidencia con las siguientes palabras del evangelista Lucas:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.” (Luc. 21:25-26).

Este pasaje y que apunta a nuestros días, como usted puede ver no augura de ninguna manera una mejora de las cosas, sino más bien todo lo contrario; y a tal grado tienen que empeorar, que los hombres desmayarán de temor (quizás algunos de forma literal) ante las negras perspectivas que se ciernen sobre la humanidad. Pero también es cierto, que fueron dichas en el contexto de unas señales que Jesús dio a sus discípulos y que marcarían el momento de su regreso a la Tierra y el cual, felizmente, conllevaría la eliminación de todos los males que afectan a nuestro mundo, pues en ese momento se llevará a cabo la instauración del periodo milenario y que conocemos como el “Reino de Dios”…… ¿recuerda eso de “Padre nuestro que estás en los cielos, venga tú reino”, etc., etc.? (Mat. 9:9-13).Y aunque suponemos que sabrá de ello, no está de más el explicar que dicho reino, no es otra cosa que una gobernación de Dios, por medio de Jesucristo, que destruyendo los corrompidos gobiernos actuales (Dan. 2:44) y por espacio de mil años, regirá en el mundo y eliminando cualquier tipo de imperfección, tanto física, como espiritual en el ser humano y por supuesto, una total restauración en el tan deteriorado medioambiente.

Además, cesarán las guerras; la delincuencia de todo tipo será cosa del pasado; no habrá más hambre en el mundo; habrá trabajo satisfaciente y viviendas adecuadas absolutamente para todos; las enfermedades y sobre todo, el enemigo común de la humanidad, la muerte, serán cosas del pasado…… olvidadas para siempre. Obviamente perspectivas agradabilísimas y por tanto deseables, pero como antes de que se hagan realidad, tiene que ser eliminado todo vestigio de maldad sobre la Tierra, vamos a investigar el relato que nos habla de un acontecimiento que ocurrió, como ya le hemos dicho, hace más de 4.500 años. Y relato que nos permitirá averiguar, algo de suma importancia: que es lo que hay que hacer para poder sobrevivir a semejante cataclismo y estar en ese nuevo mundo que se nos anuncia, en donde “la justicia habrá de morar” (2 Ped. 3:13). Veamos:

En la larga historia de la humanidad, ha habido muchos desastres naturales: terribles erupciones volcánicas, devastadores tsunamis, grandes terremotos u otro tipo de catástrofes, algunas de ellas muy recientes en nuestra memoria. Pero ninguno de ellos ha igualado al catastrófico diluvio del día de Noé, pues fue tan grande y devastador, que dejó a escala mundial una huella indeleble en la humanidad. Existen aún a día de hoy, más de un centenar de diferentes leyendas acerca de dicho evento y que provienen de diversas partes de la Tierra, tan alejadas entre sí como Medio Oriente, Groenlandia, India, Australia o en ambas Américas. Y aunque tales leyendas difieren en algunos detalles, hay en todas ellas una general aceptación, por ejemplo, en la causa moral por la qué sobrevino el Diluvio, o en que fue una destrucción global de la humanidad, o en la de la supervivencia de una sola familia en un arca o embarcación, así como en la preservación de alguna vida animal.

Por lo tanto, no podemos más que estar de acuerdo, en que solo un desastre de proporciones globales, cataclísmicas, pudo haber dejado una impresión tan acorde, extensa y duradera en el ser humano. Acerca de ello, doctos bíblicos están de acuerdo y comparten el siguiente razonamiento: “La armonía entre todos estos relatos es una garantía innegable de que esa tradición no es una invención vana; un relato de ficción es regional, no universal; esa tradición tiene, por lo tanto, una base histórica: es el resultado de un suceso que realmente aconteció en la infancia de la humanidad”. Pero ¿por qué es esa catástrofe de un pasado remoto, una advertencia a la generación que vive actualmente? Bueno, de entrada porque no estamos hablando de una catástrofe casual, sino de un acto deliberado y por lo tanto, ejemplarizante. Tanto es esto así, que es el propio Creador el que nos advierte del porqué este suceso (así como otros), está incluido en el registro bíblico:

Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (1 Cor. 10:11).

Por lo tanto, es de gran importancia para nosotros tomar en cuenta las circunstancias que llevaron al Diluvio, ya que la similitud de estas a las condiciones actuales, hace que ese acontecimiento tenga un significado importante para nosotros. El relato histórico del libro bíblico de Génesis describe las circunstancias desencadenantes del citado acontecimiento, de la siguiente manera:

Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en el tierra y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de éste era solamente mala todo el tiempo (……) De modo que Dios vio la tierra y, ¡mire!, estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. (Gén. 6:5; 12).

Y es que ya en ese tiempo, el mundo de la humanidad había sufrido tal degeneración moral, que en propias palabras de Jehová, la inclinación de sus pensamientos era siempre hacia la maldad (Gén. 6:5). A causa de esto “la tierra se llenó de violencia” (Gén. 6:11), pues las personas solo dedicaban su vida a ir tras los deseos materiales y sexuales y alejándose, en consecuencia, cada vez más de la guía divina. Pero aunque ese fue el motivo que llevó al Altísimo a tomar tan drástica decisión, parece ser que no todas las personas de aquella época, estaban incursas en prácticas violentas y detestables a los ojos de Jehová. Jesús llamó la atención a este hecho, cuando en unas interesantes palabras, dijo lo siguiente:

Además, así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: 27 comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio y los destruyó a todos. 28 De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 17:26-30).

Y es obvio que Jesús no nos dice que se destruyera a gente de los días de Noé y de los días de Lot, sencillamente por ocuparse en las actividades diarias, como el comer, beber, comprar, vender, sembrar y edificar…… evidentemente, hasta Noé y Lot con sus respectivas familias, en su momento también hicieron estas cosas. Luego ¿dónde estaba la diferencia entre los que se salvaron y aquellos que no lo consiguieron, en esos dos acontecimientos señalados por Jesús? Veamos: con muchos años de anticipación, durante la construcción del arca, Noé había estado dando advertencia acerca del peligro por venir, aunque los de aquella generación rehusaron creerle, ya que su único interés era el satisfacer sus deseos personales. Lamentablemente, esas personas seguían preocupadas en sus particulares necesidades, sin prestar atención alguna a la voluntad de Dios y por esa razón fueron destruidas; lo mismo se puede decir de Lot con respecto de sus contemporáneos. Y por esa misma razón también, será destruida la gente cuando Cristo sea revelado durante la cercana “gran tribulación” que, inevitablemente, vendrá sobre este sistema de cosas. Pero veamos ahora el pasaje de Mat. 24:39, paralelo del que acabamos de citar, en donde Jesús nos dio la clave que nos confirma en dónde estaba la diferencia:

“...... y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.”

Indudablemente aquellas personas nunca habían experimentado un diluvio y puesto que las cosas seguían igual que en tiempos de sus antepasados, se hicieron sordos a la advertencia y no tomaron las medidas oportunas y necesarias para conseguir su salvación…… como dice el texto “no hicieron caso”. No les importó que la advertencia proviniera de su Creador, porque estaban demasiado ocupados en sus propios asuntos y no les preocupaba la constante violación de las leyes divinas que ocurría a su alrededor. Pero la realidad, para su desgracia, es que Dios sí dijo a Noé:

El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena de violencia como resultado de ellos; y aquí estoy arruinándolos junto con la tierra”. (Gén. 6:13).

Y cumpliendo Su Palabra, por medio de un brutal diluvio arruinó a una humanidad desobediente y rebelde, mientras que Noé y su familia fueron preservados porque sí prestaron atención a la advertencia y siguieron las instrucciones que Dios les dio. Pero ¿qué interés tiene para nosotros ese acontecimiento? ¿Qué mensaje de interés especial, se nos quiere transmitir mediante ese relato?

Pues sencillamente ponernos en alerta, porque al igual que en los días antediluvianos, la violencia de todo tipo también ha llegado a ser parte consustancial del entorno en el que nos movemos diariamente: vemos violencia entre personas; en las series de televisión; en las películas; en los programas de dibujos animados dirigidos a una audiencia infantil, que ya de muy jóvenes se ven “bombardeados” con escenas violentas y agresivas; en todos los juegos para ordenador a los que tienen acceso nuestros hijos; en todo tipo de noticiarios de los distintos medios de información, etc. Como indeseables consecuencias, se ha llegado a una total cauterización de las sensibilidades de las personas, al grado que ya no reaccionan ante la violencia que nos rodea, mientras no sean afectados directamente por la misma y siendo por tanto, indiferentes e insensibles al sufrimiento que se vive alrededor del mundo.

Otro paralelo que se observa en el estilo de vida del día moderno, con respecto de los días de Noé, es el brutal aumento del afán egoísta por satisfacer los deseos sensuales y materialistas, como si fueran el único o principal objetivo de esta actual generación, alejada de Dios, por lo que por toda la Tierra se observa un derrumbe moral que ha resultado, entre otras cosas, en terribles guerras, terrorismo, violencia de todo tipo y enfermedades transmitidas por relaciones sexuales. El adulterio, la fornicación, la homosexualidad y el aborto, otrora repudiables socialmente, son prácticas no solo comunes hoy día, sino de total aceptación en la sociedad en que vivimos y tenidas como símbolo de “progresía”…… como muestra de una sociedad “madura” y “avanzada”. Tanto eso es así, que en numerosos países algunas de esas prácticas, como el “matrimonio” entre homosexuales y el aborto, están regulados por ley y en una clara aceptación como legal, de lo que siempre ha sido delictivo…… o sea, el mundo al revés. Pero la Palabra de Dios, la Biblia, también da atención a esta cuestión, con las siguientes palabras:

¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad, los que ponen amargo por dulce y dulce por amargo! ”(Isa. 5:20).

Luego vemos que al igual que aquella generación antediluviana, también se cierne sobre la generación actual un terrible ¡Ay!, por cuanto ama los placeres carnales y las posesiones materiales, más bien que a Dios, al que ofenden continuamente con las citadas repudiables prácticas.

Y si Dios se sintió herido y provocado a actuar como lo hizo, debido a la conducta extremadamente mala de la gente que vivió antes del Diluvio ¿no sería razonable concluir que Él se sienta de la misma manera hoy día, debido a la aberrante conducta que es común alrededor del mundo? ¿No debería servir de advertencia a la generación actual, lo que Él trajo sobre el mundo del día de Noé? ¿No sería razonable pensar, que nuestro Creador llegará a la misma conclusión a la que llegó, al sentirse como se sintió en ese momento, según se muestra en Gén. 6:5-7? Y es que cuando Dios vio la maldad desenfrenada de la humanidad “…… se sintió herido en el corazón. 7 De modo que Jehová dijo: “Voy a borrar de sobre la superficie del suelo a hombres que he creado”.” Y por medio de las personas a las que inspiró para escribir la Biblia, Dios ha declarado que ejecutará un juicio semejante contra la generación desenfrenada de la actualidad y por lo que, a tenor de lo que se lee en Sof. 1:14-18, se aproxima la mayor catástrofe que jamás haya ocurrido en la historia de la humanidad y en la que, al igual que en el diluvio del día de Noé, también habrá sobrevivientes.

Y es que no podemos olvidar, como ya hemos dicho, que lo que está escrito en la Biblia fue escrito en tiempo pasado como ejemplos amonestadores para nuestra instrucción (1 Cor. 10:11)…… pero tanto en el sentido del castigo, como el de ser preservados de él. Veamos cómo nos muestra eso el apóstol Pedro:

“…… y no se contuvo de castigar a un mundo antiguo, sino que guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía; 6 y al reducir a cenizas a las ciudades de Sodoma y Gomorra las condenó, poniendo para personas impías un modelo de cosas venideras; 7 y libró al justo Lot, a quien angustiaba sumamente la entrega de la gente desafiadora de ley a la conducta relajada.” (2 Ped. 2:5-7).

Luego si esos actos de juicio son un modelo para personas impías, de cosas venideras y vemos que la situación actual es parecida e incluso podríamos aceptar, que mucho peor que en tiempos del diluvio (o de Sodoma y Gomorra), algo se tendría que hacer, como mínimo, para averiguar en qué situación nos encontramos personalmente con relación a nuestro Creador…… y ya puestos, averiguar qué podemos hacer para salvarnos de ese terrible acontecimiento que se acerca rápidamente. Y para ello, tendríamos que hacer un escudriñamiento cabal, con el fin de ver lo que hicieron o en su defecto no hicieron, aquellos que se salvaron.

Porque el paralelo entre aquella generación antediluviana y la actual, como ya hemos dicho, no se limita a la maldad de la gente y a su consecuente destrucción, sino también en el sentido de que al igual que hubo sobrevivientes del Diluvio, también habrá sobrevivientes del fin del sistema de cosas actual. Y vemos que los sobrevivientes del Diluvio, fueron personas humildes que no vivían ni pensaban como sus contemporáneos en general, solo preocupados en sus particulares y personales intereses e indiferentes a lo que ocurría a su alrededor. Esos sobrevivientes, fueron personas amadoras de la justicia que obedecieron a Dios y prestaron atención a sus advertencias, al grado que de Noé en Gén. 6:8-9 se nos dice que “…… halló favor a los ojos de Jehová. (……) Noé fue hombre justo. Resultó libre de falta entre sus contemporáneos”. Y ya hemos visto que con relación a Noé y a los que con él sobrevivieron, el apóstol Pedro escribió que Dios “…… no se contuvo de castigar a un mundo antiguo, sino que guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía” (2 Pedro 2:5).

Sin embargo, cualquier persona a la que preguntáramos, probablemente nos diría que ella también se encuentra en la misma situación de buena relación con Dios, porque no participa de las aberrantes prácticas antes mencionadas (homosexualidad, aborto, adulterio, fornicación o alguna forma de violencia), que no hace daño a nadie, que es honrado, que asiste regularmente a los oficios religiosos de la organización religiosa con la cual se asocia…… en fin, lo que se suele conocer como un ciudadano ejemplar y lo cual es cierto en un gran número de personas. Sin embargo, aun considerando que eso sea verdad y no hay porque dudarlo, la cuestión es que hay algo más envuelto en el asunto y que tiene que ver con nuestros más personales e íntimos pensamientos; recuerde que hace solo un momento, le acabamos de decir que las personas que se salvaron no solo no vivían, sino que tampoco pensaban como su contemporáneos. Porque en el pasaje transcrito de 2 Ped. 2 que acabamos de considerar, vemos que en los versos 7-8 se nos habla, no solo acerca de la salvación de Lot, sino de la razón fundamental por la cual fue salvado:

“...... y libró al justo Lot, a quien angustiaba sumamente la entrega de la gente desafiadora de ley a la conducta relajada. 8 Porque aquel hombre justo, por lo que veía y oía mientras moraba entre ellos de día en día, atormentaba su alma justa a causa de los hechos desaforados de ellos.”

Por lo tanto, se impone el hacerse personalmente unas preguntas y lo que es más importante, el respondérselas de forma totalmente sincera: “¿Son esos los sentimientos que me embargan, cuando veo a mí alrededor, la maldad, la falta de amor al semejante, o el sufrimiento que existe en el mundo? ¿Cómo me siento, ante prácticas aberrantes como las que se han citado y que violan continuamente las leyes de Dios?” Y es que más que lo que uno hace y sin dejar de ser importante, lo que realmente cuenta es lo que hay en el corazón de cada uno y algo que Jehová, puede ver perfectamente:

Pero Jehová dijo a Samuel: “No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, porque lo he rechazado. Porque no de la manera como el hombre ve es como Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.” (1 Sam. 11:7).

Y que nuestros sentimientos personales más íntimos en estos aspectos, tendrán que ver en nuestra salvación, se deduce de unas palabras que leemos en Ezeq. 9:4, un libro profético que apunta hacia la conclusión de este sistema de cosas, o sea, que nos habla de algo que va a tener un reflejo en nuestros días:

Y Jehová pasó a decirle: “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén y tienes que poner una marca en las frentes de los hombres que están suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se están haciendo en medio de ella.”

Acto seguido y si ustedes dedican un poco de atención a ese relato, verán que a continuación de ese “marcar”, se procedió a destruir a todos aquellos que no tenían dicha marca en sus frentes. Pero si analizamos con detenimiento el pasaje transcrito, queda claro que hay tres datos a considerar. En primer lugar, ese “pasa por medio de la ciudad”, nos estaría señalando una cuidadosa búsqueda personal casa por casa, de tal modo que no quedara nadie sin investigar. En segundo lugar, vemos que la razón de esta búsqueda, tiene como objetivo el “poner una marca”, obviamente salvadora sobre los merecedores, ya que los siguientes versículos 5-6 nos hablan de personas que a causa de esa marca, evitan el ser destruidas por la justicia divina y en tercer lugar, que solo reciben esa marca salvadora aquellos que están “suspirando y gimiendo” dentro de su corazón y repudiaban esas “cosas detestables” de las que nos habla el texto y que violaban gravemente las leyes divinas. O sea y trasladándolo a nuestros días, estaríamos hablando de personas sinceramente angustiadas por las actuales y graves condiciones morales entre las que, desgraciadamente, nos ha tocado vivir.

Pero por otra parte, estas mismas condiciones indeseables que estamos sufriendo, son señal inequívoca de lo cercano que está el día en que se pondrá fin a los sufrimientos de la humanidad obediente. Veamos cómo nos lo explica el apóstol Pablo:

Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.” (2 Tim. 3:1-5).

Luego lo que queda claro, es que las difíciles circunstancias que estamos enfrentando, son una señal evidente de que nos hallamos en la parte final, o parafraseando a Pablo, en los últimos días del mundo tal y como lo conocemos hoy. Y si analizan debidamente esas palabras de Pablo, verán que se establece una directa relación causa/efecto, entre los tiempos difíciles por los que atraviesa la humanidad…… con las indeseables características desplegadas por los hombres: exactamente lo mismo que ocurrió en tiempos del diluvio. Y ello nos lleva, a un acontecimiento inmediatamente anterior a la “gran tribulación”, puesto que Jesús, profetizó para los “últimos días” de este sistema de cosas, una gran predicación acerca de las buenas nuevas del reino de Dios, que se proclamarían por toda la Tierra y siendo este el medio por el cual se “marcará” y se juntará para la supervivencia, a todas las personas de disposición justa de la Tierra:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14).

Jesús ilustró este acontecimiento, en su parábola acerca de la separación de las ovejas de las cabras y en la que nos mostró que los injustos, semejantes a cabras “partirían al cortamiento eterno, pero los justos (personas con cualidades de oveja) a la vida eterna” (Mat. 25:31-46). Y nos muestran también las Escrituras, que será una “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” la que sobrevivirá a la destrucción venidera del sistema de cosas actual y que al igual que Noé, ellos también han de ser personas humildes que amen la justicia y obedezcan las instrucciones de Dios (Rev. 7:9; 13-14). La promesa del Creador para esas personas obedientes, después de predecir la destrucción de los inicuos, es la siguiente:

Y solo un poco más de tiempo y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar y él no será. 11 Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Sal. 37:10-11).

Y a pesar del tiempo transcurrido desde que ocurrió el Diluvio del día de Noé, continúa siendo una advertencia clara que no debemos pasar por alto. Como dice la Biblia, el relato de este suceso se escribió “para nuestra instrucción” (Rom. 15:4). Es una advertencia contra el modo de vivir violento, sensual y materialista de un mundo que no hace caso a su Creador, así como una advertencia a todos aquellos que aún no participando de las mismas repudiables conductas, no reprueban las mismas en su fuero interno y las aceptan como una muestra de sociedad “avanzada” y tolerante, no sintiéndose, por lo tanto, agobiados o incómodos en semejante entorno. No podemos olvidar que Dios no cambia, ya que no existe en Él “la variación del giro de la sombra” (Sant. 1:17); y si destruyó a la generación antediluviana debido a su maldad, no hay razón para que no destruya a esta generación moderna y a su entero sistema de corrupta gobernación política, brutal materialismo comercial y dominado totalmente por la religión falsa.

Luego queda claro que para sobrevivir al fin de este sistema de cosas, tenemos que prestar atención a la advertencia que se dio en el pasado y demostrar que somos amadores de la justicia, así como lo hicieron las ocho personas que sobrevivieron al Diluvio y, al igual que Lot, repudiar, desde lo más intimo de nuestro ser, esta actual forma de vida. Para sobrevivir, tenemos que seguir el consejo registrado en Sof. 2:3:

Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.”

¿Y qué puede hacer usted, quizás se preguntará, para evidenciar esa búsqueda de justicia y mansedumbre? Obviamente, mostrando interés en las cosas que Jehová le quiere transmitir por medio de Su Palabra escrita, la Biblia y para su propio beneficio. Si nos permite ilustrárselo, querido lector, imagínese por un momento que a sus manos llega el plano de un inmenso tesoro, ubicado en una distante y desconocida isla del Pacífico (por poner un caso) y que el plano es auténtico…… y el tesoro real, ¿se esforzaría usted por conseguir averiguar el lugar donde se encuentra y hacerse con él, o sencillamente no haría caso y dejaría la oportunidad para otros? Pues más que eso es lo que se le están ofreciendo, querido amigo: el inmenso tesoro de poder vivir eternamente en una Tierra paradisíaca, libre de toda enfermedad, en total paz y abundancia de bienes, generosamente provistos por nuestro creador:

Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16).

Y se ha puesto a su alcance el mejor mapa o plano que jamás ha existido, para conseguir acceder a semejante tesoro: la Biblia o Palabra de Dios. Ahora la pregunta es…… ¿se esforzará usted por familiarizarse con dicho “plano” y conseguir el tesoro en cuestión, o por el contrario y como aquellos contemporáneos de Noé, sencillamente “no hará caso”? ¿Pensará quizás usted como la mayoría de las personas, que eso de la Biblia, Dios, el Paraíso, la vida eterna, etc., son cosas fuera de lugar en un mundo tan tecnificado, tan “avanzado” intelectualmente y que cuando se les habla de ello, responden con el clásico “no me interesa”? Recuerde que eso sería más o menos lo que le respondían a Noé, sus contemporáneos y ya sabe como acabó la cosa.

Pero si no piensa así y de lo cual nos alegramos, como siempre nos permitimos recordarle que un buen camino para conseguir desentrañar dicho “plano”, es continuar leyendo los artículos que se publican en este blog, contrastando sus contenidos con los de otros blogs (si así lo desea), pero sobre todo, compararlo con lo que dice su ejemplar de las Escrituras, sacar sus propias conclusiones…… y actuar en consecuencia, por supuesto. No le vamos a decir que ello es fácil y que no requiera algo de esfuerzo por su parte, contrario a lo que algunos “iluminados” afirman y que le dirán que bautizándose por inmersión en el nombre de Cristo, ya recibirá automáticamente el Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios, que reinará con Cristo en su reino y bla, bla, bla. No, nosotros le hablamos de cosas serias, razonables y ajustadas a las Escrituras, por lo que ya le advertimos que en el empeño hay esfuerzo envuelto y no porque nosotros lo digamos, sino porque lo dijo el propio hijo de Dios, Jesús:

Entonces le dijo cierto hombre: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Él les dijo: 24 “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar, pero no podrán……” (Luc. 13:23-24).

Y siendo cierto que Jesús estaba hablando en ese momento de aquellos que con él tenían que gobernar, no es menos cierto que lo mismo aplica en el caso de aquellos que desean poder vivir en ese reino milenario, en calidad de súbditos y que son la inmensa mayoría. Porque lo de gobernar en ese reino milenario, en calidad de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6) y según propias palabras de Jesús, es privilegio de unos pocos:

No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32; Rev. 14:1).

Entonces la perspectiva para los sobrevivientes de la gran tribulación que se acerca, así como la de aquellos que posteriormente y durante el milenio, vayan resucitando, no es la de formar parte de ese gobierno del reino en calidad de reyes y sacerdotes, sino ser súbditos de ese reino y vivir en la Tierra en verdadera paz y felicidad, con la vida eterna en mira.

Luego no se deje engañar por esos “cantos de sirena” que le aseguran que su destino como cristiano, es el de ser rey y gobernar con Cristo, porque sencillamente, ese no es el propósito de Jehová para con su creación. El propósito de nuestro Creador, no es otro que el de “la restauración de todas las cosas” (Hech. 3:21), obviamente a la misma condición de la que disfrutaron Adán y Eva antes del pecado. Y que sepamos, Jehová no creó a Adán y Eva para ser reyes y sacerdotes de nadie ni sobre nadie, sino para que extendieran los dominios de ese paraíso en el que habían sido colocados y lo poblaran:

Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:27-28).

Y dado que lo propuesto por Jehová, es solo la restauración de lo que existía en su momento, no hay más perspectiva que la de volver a esa misma e idílica situación de la que se nos habla en el libro de Génesis, le digan lo que le digan y se lo diga, quién se lo diga. Por lo que, como siempre, les animamos a considerar algunos de los artículos publicados en este blog y en los que hablamos extensamente de este tema y que por supuesto, no han sido rebatidos por esa cantidad de “iluminados” que pululan por la red y que así mismos, de forma presuntuosa, se atribuyen la condición de “ungidos” o Hijos de Dios, pero que parece ser que tienen cierta “dificultad” para demostrarlo. Y es que solo son unos farsantes, que conscientes de ello o no, están sirviendo a Satanás y cuya actividad, solo contribuye a confundir a las personas que les leen y apartarlas con ello del conocimiento del verdadero propósito de nuestro Creador, para con el ser humano.

Pero como siempre recomendamos desde esta página, no se crean de entrada todo lo que les contamos, sino que mediante su propio ejemplar de las Escrituras, comprueben continuamente si la información que llega hasta cada uno de ustedes, se la ofrezca quién se la ofrezca, se ajusta a lo que leen y entienden personalmente del registro sagrado. Y no olviden, que la responsabilidad de hacer caso…… o no, recae sobre el mismo que toma la decisión, porque “cada uno llevará su propia carga de responsabilidad” (Gál. 6:5). Además, nosotros y como siempre les recordamos…… también nos podemos equivocar.

MABEL